3.1.2020
CosmoSalud

¿LA ALIMENTACIÓN PUEDE AYUDAR A MEJORAR UNA LESIÓN?

UNA DIETA SALUDABLE CONTRIBUYE A LA PREVENCIÓN Y RECUPERACIÓN DE PROBLEMAS FÍSICOS

Cuando a la consulta del Dietista-Nutricionista (D-N) acuden personas que practican ejercicio y que recientemente ha sufrido una lesión siempre tienen la duda de si la alimentación puede ayudar a mejorar los pronósticos o incluso curarla. Curar una lesión no sólo depende de la alimentación, pero una buena elección dietética puede mejorar los pronósticos en algunos casos, aunque no obra milagros. 

Las últimas evidencias nos muestran que la alimentación posee un papel destacado en cuanto a dos puntos principales: El primero es como método de prevención. Ya que una lesión puede aparecer o llegar a ser más o menos grave dependiendo del estado previo en el que se encuentra nuestro organismo. Unos niveles pro-inflamatorios y/o pro-oxidantes elevados, debido a una alimentación (entre otros muchos factores) que los promueve, propicia un aumento del riesgo de lesión por sobreuso o de la gravedad de lesiones agudas (impactos, roturas…).

El segundo punto es como método adyuvante en la recuperación. Se relacionaría con medidas paliativas una vez instaurada la lesión, con el fin de acelerar los procesos de recuperación. Algo muy importante cuando el deportista ha sufrido una lesión grave que no le permite movilizar una o varias extremidades.

El primer punto se relacionaría con que el deportista aprenda y consiga adherirse a una alimentación saludable, que implica unas características antiinflamatorias y antioxidantes (consumo elevado de elementos antioxidantes como fitoquímicos, vitaminas y minerales). Para ello la base de su alimentación debería estar basada en alimentos de origen vegetal, ricos en estas sustancias: verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, aceite de oliva, frutos secos… Así como en otros con características interesantes como protección de estos estados: pescado azul de pequeño tamaño por su alto contenido en ácidos grasos omega 3, lácteos fermentados por su contenido en pre- y probióticos,… Por el lado contrario, debería evitar aquellos alimentos o estrategias muy relacionados con estados proinflamatorios y oxidantes, tales como: bebidas alcohólicas, alimentos altamente procesados (con alto contenido en azúcares refinados y grasas de mala calidad), deficiencias nutricionales… Son consejos habituales para cualquier persona que desee mantener su salud.

En cuanto al segundo punto. Se tratarían de estrategias más específicas que deberían ser siempre pautadas y consensuadas con un profesional de la salud (como por ejemplo un D-N). Una inmovilización de un miembro implica una menor síntesis proteico-muscular, por lo que los procesos catabólicos superan los anabólicos y el sujeto tiende a perder masa muscular. Existen diversas estrategias, con más o menos peso científico, que en otros contextos han tenido buenos resultados como es el caso de personas encamadas por enfermedad. El control del balance energético, la ingesta y el momento de toma de proteínas y su contenido en Leucina, el mantenimiento de una ingesta de grasas adecuada, el número de comidas y ciertas ayudas ergo-nutricionales (ej: el monohidrato de creatina, ácidos grasos esenciales y HMB); serían puntos a tratar por un profesional en estas circunstancias. Se descartarían los complementos alimentarios tan de moda actualmente como el colágeno, sulfato de condroitina y la glucosamina por su baja evidencia en la recuperación o prevención de lesiones articulares.

Una lesión nunca es del agrado de nadie, pero evitar riesgos se encuentra en nuestra mano, así como mejorar todos los aspectos posibles de recuperación cuando ésta se ha instaurado dejándonos asesorar por un profesional de la salud (médico deportivo, fisioterapeuta, preparador físico y D-N).

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